5/11/10

Mágica intervención.

A pesar de ser una noche de invierno, no hacía tanto frío. Decidimos ir a ver y escuchar un poco de música. No los conocía a todos, sólo a un par y a otros de nombre. Una cerveza iba bien. Entre canción y canción, la estabilidad de a poco se perdía, pero nunca para llegar a un extremo. Y lo miraba. Cada tanto lo miraba. Hablaba con mis amigas, reía. Él no sabía de mi existencia. Quizás sólo una vaga idea. Fotos. Sí, nos sacábamos fotos. Hablábamos con las personas. Los escuchábamos tocar. Yo lo escuchaba cantar. Todo tenía un poco más de gracia en ese estado. ¡Qué bien que la pasábamos! Y después de un largo rato, terminaron de tocar. Las luces pasaron de destellos multicolores a una luz tenue que avisaba espera. Bajaron del escenario. Se iban a ir. Después de sacarme fotos con cada uno de ellos, me acerqué al que más conocía, y con una sonrisa que contenía un poco de alcohol, dije: "Quédense un rato más." Miré sus caras en busca de alguna respuesta, y proseguí: "Siempre se van apenas terminan de tocar.." Se rió, miró a su amigo y le dijo: "¿Nos quedamos un rato? Las chicas quieren que nos quedemos. En especial ella quiere que te quedes." Me reí con enojo, pero me reí al fin. Porque era cierto. En especial yo quería que él se quede. No era mucha ciencia, mi cara me delataba. Y dijo que sí, ¡bien! El metal volvía a sonar, esta vez metal nacional. Fui a buscar otra cerveza. Todo parecía más gracioso de lo que era. Buscaba excusas para hablarle. Excusas para que me mirara. Él respondía, hacía chistes. Pero igual, no parecía interesarle. O al menos éso creía yo. Y finalmente pasó. Después de un rato, ya habiéndole puesto nombre a su campera, llegó la intervención de mi amiga. Mágica intervención. Y sí, uno se siente así, a pesar de que para la anécdota yo estaba ebria, fui consciente de todo. Sentí ese algo en mi pecho. ¿Cómo había logrado llegar ahí? Había sido todo tan repentino. Y estoy segura de que no voy a olvidar ese beso. En esta vida tan llena de situaciones incómodas, molestas, cómicas, no es malo dar lugar a lo cursi. Nunca es malo. Y qué suerte.
Qué suerte que ahora esté a mi lado.

¿Saben? Puedo resumirlo.
Y lo miraba. Cada tanto lo miraba. Él no sabía de mi existencia. Yo lo escuchaba cantar. ¡Qué bien que la pasábamos! Y después de un largo rato, terminaron de tocar. Se iban a ir. "Quédense un rato más." En especial yo quería que él se quede. Y dijo que sí, ¡bien! Buscaba excusas para hablarle. Excusas para que me mirara. Y finalmente pasó. Mágica intervención. Sentí ese algo en mi pecho. Y estoy segura de que no voy a olvidar ese beso.
Qué suerte que ahora esté a mi lado.