17/6/09

TERCER OJO

A ver si eso me sirve para poder desahogarme esta vez. Dos simples palabras (no siempre tienen que ser esas dos simples palabras), quizás ayuden a explicar a esta pobre mente. Y sí, vivo con el mismo miedo que vive la gente. La gente que vive. Y no puedo escribir bien vivir. Ese miedo de no saber muchas cosas. De saber cosas que no quiero saber. Y que bueno sería poder aprender lo que se quisiera aprender, que aunque digan que todo sirve, para mí, sinceramente, no. No sirve. Y esto no es un problema que tengo con algo en especial y que estoy esperando insultar. No. Aprender desde siempre a vivir. Te enseñan lo que pasó hace millones de años. Lo que pasó hace mil años. Lo que pasó a cien, o veinte años. Y lo que pasó hace unos días. Te enseñan lo que no se debería hacer, lo que no se debería volver a hacer. Pero no te enseñan a enfrentar el verdadero problema. El futuro. Y sí, todo ayuda, no? Pero sabés qué? Con tantos años de historia, y de las materias que te gusten, sigo con el miedo a fracasar, a no saber qué hacer un lunes a la mañana. Con miedo de estar parada, en el medio de la gente y pensar: ¿Qué hago ahora?. Siendo una persona, una parte, tan chica de este mundo, es obvio, que no voy a hacer, lo que hizo la historia. Y sí, parece que me estoy rebajando al montón de las personas que se sienten nada. Pero no. La gente no se estimula de la nada. Se estimula de los problemas, del fracaso, del miedo. O yo. Yo me estimulo de ahí. De ahí saco el empeño para seguir. No quiero vivir la vida monótona que todos viven. Pero tengo miedo a vivir algo distinto. No me enseñan a sobrellevarlo. Gracias por no hacerlo. Ah, leelo como quieras. Yo quiero aprender sola.

1 comentario:

Agustina dijo...

'Ahí es donde nos perdemos. Entre tanta riqueza de hechos y experiencias el yo es nadie, un cúmulo de chispazos fugaces que se amalgaman y se repulsan, y de uno y otro modo desaparecen.'