10/10/08

Así es la vida, y a la vuelta un vals.

Con el saco largo bien zurcido, contrastando el negro abismal con el gris pálido de la ciudad, se desliza a buscar el sol que sin mas que iluminar, es horrendamente gentil, y baña alguna que otra esquina de ángulos cortantes. Cicatrices que aun sufren, en rostros frescos, secos y antiguos, se apilan para viajar, con boleto gratis hacia la promesa vendida. No existen las madres en la erguida fortaleza del hombre forjado en acero y cobre, es pecado sucumbir ante la mirada ajena, y tan muertos como los mecánicos del subte, que solo funcionan por ciencia y tecnología, tampoco tienen la culpa. Como todos los que viajan en el boleto gratis hacia la promesa vendida. Prefiero ver mas recién nacidos, que ríen con ganas perladas y la simpleza de su vida, que aun no se torna sagazmente esclavizada, ríen con despecho, ríen con amor. Y a la vuelta un vals.

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