29/6/08

Good.

¿Qué es la buena vida? ¿Es tener todo lo que deseas, o desear todo lo que tenés? El gran dilema de la vida, entre tantos, es intentar ser perfectos. Es increíble cómo las personas pueden llegar a mentirse a si mismos para reflejar una falsa sensación de perfección, en la que se ven atrapadas hasta el posible colapso emocional y/o mental. Casi todos dicen no ser malas personas, dicen no ser materialistas, cuando en realidad siguen diciendo que su vida no es perfecta por el simple hecho de faltarles cosas y no pensar en la familia, en los amigos, en la gente que se quiere, etc.; dicen tener el don de la palabra, cuando algunos no saben qué decir cuando lo necesitan; dicen no ser pedantes, cuando hacen cualquier cosa por halagos obligados; dicen soportar los dolores más fuertes, cuando en realidad los dolores emocionales son los que pegan más duro, son heridas que nunca sanan, hierba mala nunca muere. A muchos les gustaría pensar cómo sería la vida en otro lugar, momento, mundo, pero a mi me gusta pensar lo bueno que es no ser como los corruptos, o asesinos, etc., y poder sentirme orgullosa de algo que valga la pena. Y al mismo tiempo de que intentamos ser perfectos, nos despreciamos. ¿Para qué pensar el por qué hacer las cosas si al fin y al cabo todos terminamos igual? Si podemos pensar que tenemos sólo una vida para hacer las cosas. Y aunque esa vida sea corta, los momentos son inigualables y únicos. ¿Y qué son los recuerdos? No veo el por qué los recuerdos tienen que ser buenos. Si la palabra misma lo dice. Recuerdos. Son cosas que quedan en la mente, que nos cambian la vida, nos hacen reflexionar sobre nosotros y los demás, sobre lo que nos rodea. Son momentos felices, son errores, son lágrimas, son risas, son enojos. No hay límites. Sólo la mente humana. La que decide nuestros actos, nuestra vida. Es el grabador privado. Es nuestro mundo. Es nuestro sillón dónde reflexionamos de nuestros errores. Errores. Miles de ellos se cruzan en nuestro camino hacia el destino. Pero, ¿Por qué lamentarse? Son los profesores que nos enseñan. Son las llaves para abrir puertas a nuevas vías. Son la clave para seguir. No hay que intentar esquivarlos. Son parte de la vida. La vida en que suceden cosas irreparables, trágicas, excelentes. Todo tipo de momentos. Pero no hay que apagarse internamente. No se sabe si afuera hay luz. No te pierdas, es difícil volver.

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